domingo, 24 de abril de 2016

El paso de la memoria

Allá como en los años cincuenta. Nuestro primer baile en aquella fiesta del edificio, qué buenos recuerdos. Hemos pasado penas, pero especialmente alegrías. Hoy, aunque ahora no recuerdas, te voy a hacer sentir ese día en el que el mundo dejó de existir. Te cogí de la mano y con una tímida sonrisa aceptaste ese baile por las estrellas.
Aunque ahora no recuerdas, cada vez que, por un motivo u otro me veías abatido, me arrancabas una sonrisa. Sesenta años de sonrisas. Cada vez que en la vida resbalaba, de la mano me cogías. Aunque ahora no recuerdas, muchas mañanas repetíamos ese baile en la cocina. Los mejores despertares durante esos sesenta años.
De repente me recuerdas. Me ves. Me tocas. Me sonríes y me ofreces esa mano con esa tímida sonrisa. Por un momento, recuerdas quién soy. Mi corazón palpita de alegría.
Hoy te miro y, aunque ahora ya no recuerdas, volvería a ofrecerte ese baile por las estrellas. Me enorgullece haber pasado casi toda mi vida junto a ti.


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